Tecnología de Ionización para mejorar la calidad del aire interior

Una persona sana respira de 5 a 6 litros de aire por minuto o, lo que es lo mismo, 8.000 litros al día

Si consideramos que más del 80% de nuestro tiempo lo pasamos en espacios interiores, podemos concluir que, cada día, respiramos más de 6.000 litros de aire interno. Lo anterior, es una información que obviamos sobre la calidad de este aire y cómo nos afecta.

¿Cómo podemos cuidar la calidad del aire interior?

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Son varios los aspectos que influyen en la calidad ambiental interior. No solo estamos hablando de enfermedades físicas por contagios o por deficiencias en la calidad ambiental, sino, también, de afectaciones sobre nuestra calidad de vida, como, por ejemplo, la disminución de nuestra capacidad de atención, de nuestra productividad, cambios de estado anímico, etc.

La concentración de contaminantes va en aumento. Además, en los espacios interiores, normalmente, no se produce el aporte de aire externo necesario para asegurar unas condiciones de calidad ambiental mínimas.

Sin olvidar que el aire es tratado a través de sistemas de climatización formados por metros de conductos de ventilación, rejillas, bandejas de condensados, intercambiadores de temperatura, etc. que incrementan la posibilidad de que proliferen los agentes microbiológicos.

A esto debemos añadir que, para conseguir una mejor eficiencia energética, gran parte de este aire se recircula.

Tratar el aire interior adecuadamente es imprescindible para evitar que todos estos factores influyan negativamente en la calidad ambiental de los espacios interiores y minimizar, así, el riesgo para nuestra salud y calidad de vida allá donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo.

La clave es conocer la situación de partida

 

En el mercado existen varias medidas que se pueden adoptar para cuidar la calidad ambiental interior. Seguramente, la más común es mejorar los filtros utilizados. Si bien se trata de la medida más eficiente a la hora de evitar los principales grupos de contaminantes, es cierto que provoca una pérdida de carga que algunos equipos no son capaces de superar y que es proporcional a la eficiencia que consigue, lo que hace necesaria la instalación de equipos nuevos más potentes y dispara el consumo de energía y finalmente los costos de operación.

Otras alternativas son específicas para ciertos grupos de contaminantes. Por ejemplo, la fotocatálisis para los formaldehídos; la luz ultravioleta para la carga microbiológica o los filtros electroestáticos para la captación de partículas aéreas, por lo que es recomendable efectuar siempre un estudio previo de la calidad ambiental interior para identificar cuál es la mejor opción.

La Ionización Bipolar, cada vez más presente

 

Una solución eficiente está dada por el uso de tecnologías que permitan mantener los niveles de contaminantes de acuerdo con los estándares de calidad ambiental, al mismo tiempo que proporcionen la mejor eficiencia energética.

La Ionización Bipolar Punta de Aguja (IBPA) está ganando más terreno. Hoy en día, ya puede encontrarse integrada en electrodomésticos comunes para refrigeración, calefacción, campanas extractoras o sistemas de aires acondicionados y, además, pueden realizarse versiones más potentes para sistemas de climatización industriales y comerciales, específicamente para reducir las partículas de polvo y mejorar el ambiente y salud laboral.

La IBPA presenta dos grandes retos: es capaz de generar grandes cantidades de iones negativos y positivos continuamente sin provocar descargas estáticas ni producir ozono en el proceso de generación, ya que podría provocar subproductos no deseados. Además, no se trata de una medida filtrante para captar contaminantes en una sola pasada, sino que provoca continuas recirculaciones y su mayor ventaja es que no produce pérdidas de carga.

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La tecnología de generación bipolar de iones ha ido mejorando hasta llegar a los métodos de generación por “Needle Point” (Punta de Aguja) o fibra de carbono, que permiten la generación de grandes cantidades de iones positivos y negativos de forma continua sin generar ozono, de larga durabilidad y sin necesidad de mantenimiento al incorporar elementos auto limpiantes.

¿Cómo funciona la Ionización Bipolar?

Un ion es una partícula cargada eléctricamente. Así, el proceso de ionización consiste en dotar de carga eléctrica positiva o negativa simultáneamente a las partículas presentes en el aire.

Estos iones actúan en los tres principales grupos de contaminantes: partículas en suspensión, finas y ultrafinas; carga microbiológica, virus, bacterias, hongos, olores y Compuestos Volátiles Orgánicos.

Así, los iones atraen rápidamente a las partículas en suspensión dotándolas de carga y provocando que se atraigan mutuamente y formen partículas más grandes que precipitan eliminándose del aire y, por tanto, dejando de respirarse. Además, reduce los compuestos volátiles mejorando la calidad del aire y, en el proceso se forman iones de oxígeno que son atraídos por los microbios, provocando su eliminación.

Finalmente, al pasar las moléculas de gases por la nube de iones generados, estos se ven afectados eléctricamente y se descomponen en moléculas más simples y estables, totalmente inocuas y sin olor.

Publicado en INFORMATIVO Pro-Instalaciones, octubre 2019